La iglesia, el nuevo Pueblo de Dios
El concilio renovó la imagen de la iglesia de cara a sí misma y al mundo.
Ante sí misma, la iglesia aparece definida como Pueblo de Dios. En los documentos del concilio se presenta un modelo de Iglesia centrado en la comunión con Dios y con los hombres, frente a los modelos anteriores, que se centraban más en la autoridad y en el poder. La noción clave de este nuevo modelo es la de la iglesia como Pueblo de Dios. De este modo se subraya mucho más la conciencia y la dimensión comunitaria.
Ante el mundo, la iglesia pretende en primer lugar acompañar a las personas en sus sufrimientos y en sus alegrías ofreciéndoles el mensaje del evangelio y trabajando con todos a favor de un mundo más justo. La iglesia reconoce el valor de todo aquello que pueda humanizar nuestro mundo.
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